EL COMERCIO premia a quienes consiguen, con su esfuerzo, que el Principado traspase nuestras fronteras.

Acaba el verano y toca volver la vista para hacer balance de los meses que se quedan atrás. Este 2021 está siendo otro año marcado por una pandemia, que ha trastocado nuestras vidas y que ha obligado al mundo a reinventarse o, al menos, a repensarse para seguir adelante. EL COMERCIO, en su empeño por distinguir a quienes hacen de Asturias un lugar mejor, entregará sus premios el próximo 28 de septiembre. Este año, además, lo hará recuperando la presencialidad, tan extrañada la pasada edición, en la que tocó conformarse con una gala telemática.

Entre los premiados, se acumulan los motivos para merecer el aplauso de la sociedad asturiana. Basta con decir que el galardón en la categoría de Acción Social este año recae en las residencias de mayores, esos hogares que se convirtieron en refugios, para conseguir que el virus no traspasara sus puertas. En total, en el Principado, hay 242 y, en cada uno de ellos, tocó dejarse la piel para proteger a los ancianos. Ellos fueron los más vulnerables en esta pandemia, en la que vieron su vida tambalearse.

Y de quienes lucharon y luchan por nuestros mayores a quien peleó y pelea porque nuestra tierra suene en casi cualquier rincón del planeta. Graciano García (Premio a la Proyección de Asturias) es periodista y director emérito vitalicio de la Fundación Princesa de Asturias. Él, de hecho, fue quien impulsó esa institución que, cada octubre, convierte nuestra región en el epicentro de la cultura internacional, gracias a la entrega de sus galardones. García ha dedicado su vida a promover numerosas iniciativas para dinamizar nuestra tierra, para que se haga escuchar.

Como Mario Fraga, premiado en Investigación y Ciencia. Él es profesor en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), adscrito al CINN (Centro de Investigación en Nanomateriales y Nanotecnología) y tiene tras de sí una trayectoria brillante vinculada a la epigenética.

No se entendería tampoco Asturias si no fuera por los esfuerzos de compañías como Zitrón, presidida por Antonio Fernández-Escandón y premiada en la categoría de Iniciativa Empresarial. Un negocio con raíces en Gijón, que decidió quedarse aquí, aunque trabaje muy lejos de sus orígenes.

Y como esta compañía, también de gran recorrido en Asturias, la Ópera de Oviedo, distinguida en la categoría de Cultura. Era 1948 cuando tuvo lugar la primera función y, desde entonces, han ido sonando en el Campoamor grandes voces como las de Montserrat Caballé, Alfredo Kraus y Pavarotti y se han ido encadenando los títulos más destacados, que han desatado ovaciones. Las mismas que ha escuchado en los campos María López, capitana de la Selección Española de hockey. Ella, que empezó a jugar en el Grupo, representa el tesón y el sudor que hacen falta para hacer una Asturias mejor, una que merece estos aplausos.

Noticia de «El Comercio»