El COMERCIO entregó sus galardones en una ceremonia repleta de emoción, compromiso de futuro y talento en el Teatro Jovellanos.

La belleza, la bondad y la verdad. La tríada de conceptos que los griegos consideraban sinónimos salió a escena en el Teatro Jovellanos para recibir los premios otorgados por la Redacción de EL COMERCIO y el elogio unánime de la sociedad asturiana. Esos concepto agrupan, aúnan, resumen el reconocimiento que se hizo en una gala presentada por Mónica Yugueros y Pachi Poncela, en la que sonó la música de Verdi y Donizetti con la voz de la soprano María Zapata y el piano de Marcos Suárez y en la que resonaron los aplausos para ovacionar el buen hacer de quienes han hecho de su día ejemplo para todos.

La ceremonia arrancó con las palabras de Marcelino Gutiérrez, director de EL COMERCIO, que reafirmó la apuesta del periódico por contar Asturias de la mejor manera posible porque –dijo– «cada noticia es un ejercicio de responsabilidad» y porque en los contenidos trabajados y rigurosos del periódico está «la vacuna contra la manipulación y las mentiras». Ocuparía su lugar en el atril a continuación la concejala Marina Pineda, portavoz de gobierno del Ayuntamiento de Gijón, antes de comenzar con la entrega de los galardones.

Introducidos por vídeos, los premiados fueron tomando el escenario para recibir su galardón, una reproducción de la obra de Pelayo Ortega ‘Matinal’. El primero fue Antonio Fernández-Escandón, que recogió el galardón a la iniciativa empresarial de manos de Ángel González, director adjunto del periódico y Noelia Erausquin, responsable del área de Economía. Fue directo al equipo: «Este premio es para el esfuerzo de un gran equipo humano que ha contribuido a consolidar la empresa estos sesenta años». Habló de liderazgo internacional y miró al futuro de Asturias con optimismo: «Entre todos debemos relanzar el entremado empresarial metalúrgico de Asturias».

María López, capitana de la Selección Española de Hockey, fue la siguiente en recibir honores. Lo hizo de manos de José Ángel García, jefe de Deportes, y María de Álvaro, jefa del área de Edición. Agradeció a entrenadores, compañeros y a la familia el aliento en su carrera: «Este premio es un poco de todos». Y todos ellos saben que tras él «hay dedicación y sacrificio».

El investigador Mario Fernández Braga recibió de manos de Daniel Fernández, jefe de Asturias y Cristina Tuero, responsable del área Digital, el premio de Investigación Científica y Técnica. Él también miró al equipo: «No entiendo este reconocimiento como algo personal, sino como de todo el equipo de 20 personas del laboratorio», dijo. Añadió que Asturias tiene grandes virtudes y estos galardones lo demuestran: «Aquí se hacen muchas cosas muy bien y por ello debemos sentirnos orgullosos».

El premio de la Cultura que proclama el magnífico papel que juega la Ópera de Oviedo lo recogió su director, Juan Carlos Rodríguez Ovejero de manos de Miguel Rojo, responsable del área de Cultura y Sociedad, y Paz de Alvear, al frente de la redacción en Oviedo. Ovejero fue extenso en su exposición, con el equipo también presente, así como la pandemia que les hizo sufrir el año pasado para sacar adelante la temporada y crear en el Campoamor «un oasis de desconexión y esperanza que permitió que la emoción pudiera seguir fluyendo». Recordó la gran tradición operística de Asturias y clamó por el valor de la cultura. «Aquí han estado las grandes figuras de la ópera internacional y el que todos se sientan aquí como en casa es mérito de todos los asturianos», subrayó.

Momentos de especial emoción se vivieron cuando Laura Fonseca, jefa de Gijón, y Carlos Prieto, responsable de Edición, entregaron a Carlos Briansó y Arsenio Alonso el galardón de Acción Social, que recogieron en nombre de las residencias de mayores de Asturias, que tan mal lo han pasado en estos tiempos de pandemia. El aplauso, con personal de las residencias sentado en primera fila, fue interminable y emocionado. Alonso tomó la palabra para recordar a los 7.000 trabajadores y 13.000 residentes para recordar momentos duros y para reclamar que lo vivido sirva para «avanzar en conseguir un sistema de dependencia mejor».

Briansó bordó un discurso que puso los pelos de punta recordando «aquellos días de miedo y angustia, las llagas en las caras de los cuidadores, lás lágrimas y el apoyo y el empuje de los residentes».

El premio a la Proyección de Asturias lo recibió un feliz Graciano García, director emérito de la Fundación Princesa de Asturias de manos de Ignacio Pérez y Leticia Álvarez. Se confesó un periodista vocacional a quien recibir un premio de un periódico le hace especial ilusión: «Me siento muy feliz y profundamente agradecido», dijo con voz pausada, a la vez que reclamó el papel de la cultura como motor y sobre todo quiso dejar claro que los Premios Princesa, y otras iniciativas, demuestran que Asturias vale mucho: «¿Para qué hacer los Premios? Para que el mundo no olvide que hay un gran pueblo comprometido con sus valores, que es el pueblo astur».

Rita Camblor, consejera de presidencia del Principado, y el presidente del consejo de administración de EL COMERCIO, José María González, pusieron el punto final. González no dudó en cuál es la misión del periódico en estos tiempos confusos: la misma de sus inicios, «contribuir al progreso de Asturias». La manera, con periodismo de calidad, informando «con rigor» y desde la pluralidad. El himno de Asturias sonó como colofón. Los Premios de EL COMERCIO cerraron su edición número XV y convocaron a todos para el próximo año en la número XVI.

Noticia de «El Comercio»