«Sin políticas de conciliación y corresponsabilidad los techos de cristal seguirán estando ahí», advierte la presidenta de Fade
A lo largo de la historia, la conquista de los derechos femeninos ha sido una carrera de fondo. Este avance lento, pero progresivo, ha llevado a las mujeres a ser partícipes de un escenario cada vez más igualitario. Sin embargo, «aún queda camino por recorrer». En ello coincidieron ayer las ponentes de una nueva ‘Mujer, ciencia y empresa’ organizada por la delegación en Asturias del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Cámara de Comercio de Oviedo.
En primer lugar, Eva Pando, directora del Instituto de Desarrollo Económico del Principado de Asturias (Idepa), dio unas pinceladas de la situación de las mujeres en el ámbito corporativo. Actualmente, un 30% de los puestos de liderazgo de las empresas españolas son ocupados por mujeres. En las grandes corporaciones su presencia resulta anecdótica, donde su presencia supone un 6% del total. «En muchas plantillas hay una sobrerrepresentación, pero al analizar los consejos de administración del IBEX 35 la cosa cambia», advirtió esta profesional.
Algo similar sucede en el campo de la investigación donde, a medida que se avanza en la carrera investigadora, el número de mujeres disminuye. Ellas lideran tan solo el 33% de los proyectos europeos del CSIC. Si bien es cierto que las mujeres llenan las aulas, menos de un 24% son catedráticas en España. Una situación todavía más difícil de revertir en el caso de las carreras científico-técnicas dado que siguen siendo menos las alumnas que se inscriben cada año.
Referentes más accesibles
Cristina González Morán, directora general de Universidad, planteó que en estos casos entra en juego un exceso de perfeccionismo. «El síndrome del impostor en chicas jóvenes es lacerante, en muchos casos presentan unos niveles de autoexigencia que pueden alejarlas de determinadas carreras por considerarlas inalcanzables», afirmó.
Francisca Puertas, vicepresidenta de la Comisión de Mujeres y Ciencia del CSIC consideró, además, la necesidad de promover referentes mucho más accesibles: «Que solo se hable de Marie Curie o de aquellas que han ganado un Nobel refuerza la idea de que quienes trabajan en ciencia formar parte de una especie de élite intelectual», señaló esta profesional.
Para que en un futuro próximo las mujeres sean conscientes de que ellas también pueden optar a puestos de liderazgo es fundamental combatir los estigmas con una educación más igualitaria. María Elena Arango, directora general de Planificación e Infraestructuras Educativas, adelantó que los nuevos planes de la Administración están orientados precisamente para ir abriendo camino a las nuevas generaciones. «Nuestra prioridad ahora mismo pasa por fomentar la coeducación, el empoderamiento femenino y la igualdad», corroboró .
Por su parte, María Calvo, presidenta de la Federación Asturiana de Empresarios (Fade), hizo hincapié en la urgencia de desarrollar políticas de género que alivien la carga doble que aún pesa sobre las mujeres que optan por ser madres. «Sin políticas de conciliación y corresponsabilidad el techo de cristal seguirá estando ahí», lamentó.
Clara G. Santos