Principado, CSIC y Universidad inauguran el Instituto de Investigación en Biodiversidad, que sitúa las instalaciones en «el campo internacional»

Todos reconocían que ha sido un camino largo y no exento de obstáculos. Imposible negarlo: la idea inicial es de 2007. Han sido necesarios muchos años y muchos responsables de cada una de las entidades implicadas, pero finalmente ha sido posible poner en marcha el Instituto Mixto de Investigación en Biodiversidad, el IMIB, entidad que cuenta con el apoyo y la participación del Principado de Asturias, el Centro Superior de Investigaciones científicas y la Universidad de Oviedo. Y, entre todos, 27 investigadores y personal auxiliar, divididos en varios grupos de trabajo, que «sitúan el campus de Mieres en el campo internacional», en palabras del consejero de Ciencia, Innovación y Universidad, Borja Sánchez.

Porque si el estreno hecho oficial ayer es importante para el CSIC (es el primer centro que inaugura en los últimos años), lo es quizás más aún para el propio campus de Mieres. El IMIB, dijo el rector, Ignacio Villaverde, es una de las primeras piedras «que poco a poco se van poniendo del gran campus que debe ser Mieres». Un proyecto para que el reclama «trabajo, confianza y paciencia». Los siguientes pasos serán, el Instituto de Patrimonio Cultural, cuya sede también estará en el otro campus. Y «ya estamos trabajando en el otro gran proyecto científico que es el Instituto de Recursos Naturales y Materias Primas».

De forma paralela, el Consejo de Gobierno de la Universidad aprobará hoy mismo en sesión extraordinaria la constitución del Consejo de Campus de Mieres, uno de los primeros de la Universidad de Oviedo. «Así iremos, poco a poco, avanzando en la línea estratégica de este campus».

Más allá de eso, el IMIB abarcará dos líneas de investigación. La primera, el impacto del cambio climático sobre la biodiversidad, en particular sobre poblaciones y especies típicas de climas fríos (alpinas, árticas); así como la base evolutiva de la biodiversidad, su origen y su distribución espacial. La segunda analizará las funciones ecológicas de la biodiversidad, el estatus de conservación de poblaciones silvestres y especies amenazadas, el impacto de las enfermedades emergentes y los procesos ecosistémicos en un escenario de cambio global, según explicó la directora del instituto, Paola Laiolo. No solo eso, sino que en su plan estratégico, presentado hace dos semanas ante el CSIC, se prevé reforzar la investigación sobre los beneficios de la biodiversidad y dar apoyo a las administraciones y las entidades gestoras de zonas protegidas para la conservación de «especies y espacios», explico Laiolo.

Son, como dijo Ignacio Villaverde, ámbitos de estudio «necesarios y urgentes». Tanto, que la Consejería de Ciencia, recordó su máximo responsable, los ha incorporado como una de las líneas estratégicas en los nuevos programas de I+D del Principado ya que «puede ser un ámbito de oportunidad para Asturias, en ese cambio de modelo productivo». Borja Sánchez destacó la colaboración de las tres entidades implicadas, «un modelo a seguir».

La presidenta del CSIC, Rosa Menéndez, destacó que «la biodiversidad es parte del patrimonio» y señaló que el nuevo instituto viene a consolidar la apuesta del centro por la investigación en Asturias, ya que se suma al Centro de Investigación en Nanomateriales y Nanotecnología, el Instituto de Ciencia y Tecnología del Carbono y el Instituto de Productos Lácteos de Asturias.

Noticia de ‘El Comercio’