La técnica impulsada desde el Centro de Nanotecnología permitiría hacer pruebas a gran escala y reducir el coste hasta un 70%
Científicos del Centro de Investigación en Nanomateriales y Nanotecnología (CINN) de El Entrego trabajan en un proyecto para desarrollar una nueva técnica de detección del coronavirus que permita hacer pruebas de manera más rápida y con un coste mucho menor (hasta un 70 por ciento menos). El objetivo es llegar a un mayor número de personas y realizar un cribado a gran escala. La técnica está basada en el empleo de las denominadas balizas moleculares, unos «sensores» que, al activarse en la prueba diagnóstica, permitirían detectar el ácido ribonucleico (ARN) del virus. El estudio está avalado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
La previsión es que los primeros resultados sobre la viabilidad de la técnica puedan obtenerse en un plazo de dos meses. La investigación, denominada «Diseño de balizas moleculares para la identificación rápida y eficaz de especies de ARN de SARS-CoV-2 en muestras de pacientes de COVID-19», corre a cargo de Mario Fernández Fraga y de Juan Ramón Tejedor Vaquero, investigadores de CINN, en colaboración con el Instituto de Investigación Sanitaria del Principado de Asturias (ISPA) y el Instituto Universitario de Oncología del Principado de Asturias (IUOPA).
En la actualidad, la técnica de la reacción en cadena de la polimerasa, también conocida como PCR, es el método de referencia que se emplea para el diagnóstico del COVID-19. Fernández Fraga explicó que «pese a que esta técnica permite detectar casos positivos en presencia de cargas virales muy pequeñas, existen mayoritariamente dos cuellos de botella que limitan los tiempos de detección y su aplicabilidad a gran escala». Son «la purificación del ARN viral a partir de muestras humanas y la técnica de amplificación de los ácidos nucleicos». Cada uno de estos pasos requiere unos tiempos de incubación que hacen que el proceso total de la prueba se alargue de dos a cuatro horas como mínimo, señaló el investigador asturiano, que remarcó que «a esto hay que sumarle el precio de los reactivos que se emplean en las distintas etapas de la reacción, que no son baratos».
Ante estas limitaciones, añadió Fernández Fraga, y con «la idea de facilitar la detección masiva de contagios en la población, nos planteamos este proyecto cuyo objetivo primordial es reducir drásticamente los tiempos y costes de detección del virus». De resultar satisfactoria, esta técnica de diagnóstico facilitaría el cribado a gran escala de los pacientes con síntomas de COVID-19 de «manera rápida, precisa y a bajo coste».
El científico argumentó que la base de esta técnica de detección está basado en el empleo de balizas moleculares. «Estos ‘sensores’ están compuestos de una región emisora de fluorescencia integrada en una molécula de ADN, pero en condiciones normales esta señal se encuentra apagada o silenciada. Sin embargo, estas balizas son capaces de activarse y emitir fluorescencia en presencia del ácido nucleico diana, lo cual permitiría detectar el ARN del virus en la muestra a analizar».
El principio de esta tecnología no es del todo novedosa, ya que ha sido utilizada previamente en numerosas aplicaciones incluyendo una modalidad de la propia PCR, pero el proyecto del CINN «pretende darle una vuelta de tuerca al sistema. El objetivo radica en poder detectar la presencia de ARN viral de una manera directa y en ausencia de los costosos pasos intermedios de amplificación de ácidos nucleicos que se requieren en la técnica de PCR actual».
Los científicos del Centro de Nanotecnología enfocarán su investigación en dos metodologías que caminarán en paralelo. «La primera irá enfocada a una captura dirigida del ARN viral mediante el empleo de nanopartículas, lo cual permitiría aumentar la eficiencia y reducir los tiempos que se emplean en el proceso de extracción de ARN de muestras humanas»
