Investigadores del CSIC inician el cultivo de esta flor, única en el mundo, para perfumería, medicina y gastronomía

Tras cinco años de experimentos la empresa Aromas del Narcea recogerá los frutos de su investigación el mes de mayo, cuando la bautizada como Rosa del Narcea florezca en los valles de Carballo, Cibea y Genestoso. El descubrimiento de esta flor decimonónica, autóctona de los valles del río Narcea, es digna del novelista Marcel Proust.

La investigadora del CSIC Carmen Martínez se encontraba en 2017 atendiendo a un congreso en Bulgaria sobre la Rosa Damascena, una de las pocas variedades que podía ser destilada, hasta aquel momento. «El aroma de la flor me transportó al jardín familiar en Carballo», recuerda. La nariz de la investigadora acababa de detectar una nueva variedad de rosa europea, «híbrido entre la rosa centifolia y la rosa gálica» que al destilarla, su aceite esencial, de un alto valor medicinal y cosmético, e incluso gastronómico, puede llegar a costar 16.000 euros el litro. La investigadora, con el respaldo del CSIC, decidió crear la empresa Aromas del Narcea junto a otros compañeros científicos y del sector de las finanzas y la cosmética. En diciembre de 2020 plantaron, a partir de la yema de dos rosas, tres parcelas con esta flor. «La yema es un tallo donde reside todo el ADN de la flor. Con una yema se pueden plantar miles de rosas», explicaba José Luis Santiago, otro de los integrantes de la empresa

El consejero de Ciencia, Borja Sánchez, visitó ayer los terrenos y ensalzó el valor del proyecto, además de destacar su carácter emprendedor. «Es una muestra de que se puede emprender desde cualquier lugar, de que siempre hay que buscar dónde está la cadena de valor y, en este caso, es especialmente relevante que se haga desde aquí», subrayó.

La flor, de color y aroma especiales, solo brota en mayo y su recogida debe realizarse de forma manual y durante la noche, para que los pétalos no pierdan su olor.

Carlos Bernal-El Comercio